martes, 26 de junio de 2018

EL MINISTERIO DE JUSTICIA DEJA A MILES DE OPOSITORAS/ES DE JUSTICIA FRUSTADAS/OS E INDEFENSAS/OS FRENTE A LOS INJUSTOS Y DESPROPORCIONADOS CRITERIOS DE LOS TRIBUNALES CALIFICADORES.

Lleva ocurriendo en los últimos años. Ha pasado en Promoción Interna y en el Turno Libre. Nos referimos a las notas de corte que están estableciendo los Tribunales Calificadores Únicos a los procesos selectivos para ingreso en los Cuerpos Generales al servicio de la Administración de Justicia. El último hito ha sido el establecimiento de las notas de corte para el acceso al Cuerpo de Tramitación Procesal y Administrativa por el Turno Libre, corte que ha fijado unas notas altísimas y con unas ratios aproximadas de 1,5 aprobadas/os por plaza, y eso cuando aún queda la superación de un ejercicio eliminatorio que, con tan poco cantidad de aprobadas/os, podría incluso terminar suponiendo que ni siquiera se cubran las plazas ofertadas y ello a pesar de estar hablando de unas oposiciones a las que se presentan miles y miles de candidatas/os.

Las resoluciones del Tribunal, aún discrecionales, deben ajustarse a la legalidad y estar debidamente motivadas. No parece ser el caso de muchos de los acuerdos que se están tomando al respecto. No existe un criterio racional y objetivo que justifique, atendiendo al “número de candidatos y el nivel de conocimiento de los mismos” –del que hablan las convocatorias-, unas puntuaciones de corte tan altas, puntuaciones que suponen la inmediata eliminación del proceso selectivo de la inmensa mayoría de los/as opositores/as, y ponen en peligro incluso hasta la posibilidad de cubrir todas las plazas ofertadas al existir otro ejercicio de carácter eliminatorio.

Se han presentado escritos e incluso recursos administrativos ante los criterios de dichos Tribunales pero hasta ahora sin resultado alguno pues su discrecionalidad y autonomía les amparan para casi todo. También tenemos claro que la responsabilidad máxima es del Ministerio de Justicia. Es éste quien puede fijar en las convocatorias, a las que obligatoriamente están sujetos los Tribunales Calificadores Únicos, unos ratios obligatorias –siempre que se alcance la mitad de la nota del ejercicio-, de forma que, al menos, pasen 3 o 4 opositores/as por cada plaza convocada, máxime teniendo en cuenta que el superar los primeros ejercicios otorga puntos en muchas Bolsas de Trabajo de Justicia y sería una forma de, al menos y aunque finalmente no se obtuviera plaza, premiar a quienes con un enorme sacrificio personal y familiar llevan años preparando estas oposiciones. No hay excusas. No vale alegar que faltan medios personales y materiales para examinar a más gente. ¡Qué se pongan los necesarios! Así lo venimos solicitando en todas las mesas de negociación de las diferentes convocatorias y seguiremos insistiendo. No puede ser que las oposiciones de justicia se hayan convertido en las más exigentes, desproporcionadas –en relación a la titulación exigida-, e injustas de todas las administraciones públicas. A veces parece que estas oposiciones, más que una salida para el logro de una vida laboral digna, han  terminado convirtiéndose en auténticas máquinas trituradoras de ilusiones y cerebros.