En una situación excepcionalmente desfavorable para los trabajadores, este Primero de Mayo, Día Internacional de la clase Trabajadora, debe llevar implícita la voluntad de rearme y movilización. Un impulso hacia el activismo reivindicativo del conjunto de las fuerzas del trabajo como respuesta al asalto que practican la clase capitalista y sus gobiernos a nuestro derechos laborales. Y ello conlleva romper con la actual inercia y desmovilización sindical.
Tras la falsa "crísis", ideada como pretexto para emprender esta agresiva campaña de secuestro de derechos laborales y sociales, y pese a que desde los sectores empresariales y el propio gobierno proclaman que Canarias se encuentra en fase de bonanza económica, ¿qué ha cambiado realmente para la clase trabajadora canaria?
La situación de postergación laboral y social continúa con miserables salarios, mayor explotación en los centros de trabajo, desempleo y más familias en el umbral de la pobreza como consecuencia del trabajo precario y mal remunerado, cuyo efecto colateral son las bajísimas pensiones que percibimos. Es esta también la demostración del carácter especialmente avaricioso de la patronal canaria que se niega a destinar, siquiera, una pequeña parte de sus beneficios a mejorar la miserable nómina de los empleados. Pero, además, persistiendo en su actitud antisocial al rechazar también la creación de puestos de trabajo, y cuando los crea, son de bajísima calidad. Resulta significativa, además, el alto porcentaje de delincuencia empresarial contra los derechos laborales detectada en Canarias por la inspección laboral en los últimos meses.