12 de diciembre de 1977. La isla de Tenerife vive una huelga general marcada por la incertidumbre de una Transición donde la represión sigue muy presente. Muchos sectores se unen a la protesta, incluidos los estudiantes. Sobre las dos de la tarde, la Guardia Civil entra en la Universidad de La Laguna (ULL) y comienza a disparar. Una de las balas acaba matando a Javier Fernández Quesada mientras huía por unas escalinatas. Casi 50 años después, no hay culpables.
Javier Fernández Quesada no era ni un líder político ni una persona destacada en los movimientos sociales, solo un estudiante de Biología de 22 años que, como la mayoría de sus compañeros, participó en la movilización. "Sin quererlo ni beberlo se encontró con la muerte", resume Iván López, director del documental sobre el caso Quesada. La verdad del silencio.